ESPECIALES CIOFF®COLOMBIA PRESENTA: LADISLAO OROZCO OROZCO, HEREDERO DE UNA DINASTÍA MUSICAL
Por: Guillermo Correa Mosquera
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Ladislao "Lalo" Orozco |
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Musico Vocal U de C. |
LALO Y TERESA: BOHEMIA Y PEDAGOGÍA MUSICAL DE LA FAMILIA OROZCO EN CARTAGENA
Por: Luis Carlos Lorduy Vergara, Historiador, Universidad de Cartagena
luiscarloslorduy@hotmail.com
Ladislao “Lalo” y Teresa Orozco Orozco son dos los hijos mayores del viejo músico san diegano Ladislao Francisco Orozco Figueroa, quien acompañó musicalmente a Adolfo Mejía en su juventud en su periplo por New York. Los hermanos Orozco al igual que su padre, pertenecen a una de las tantas viejas dinastías musicales reconocidas de la ciudad de Cartagena, iniciada fundacionalmente a la cabeza de su abuelo el violinista Benjamín Orozco Zambrano antiguo vecino de la calle San Pedro Mártir.
Teresa Orozco Orozco nació Cartagena el día 14 de febrero de 1929, y Ladislao “Lalo” Orozco Orozco nació el 15 de octubre de 1930. La infancia de ambos transcurrió en el típico barrio de San Diego al lado de su recordada madre Virgilia, quien era modista y con los avatares de la vida, tuvo que suplir la ausencia de su compañero y esposo Ladislao Orozco Figueroa quien había partido hacia los Estados Unidos en búsqueda de nuevos caminos en el campo musical.
Era la época en que los antiguos gramófonos que más tarde fueron reemplazados por las victrolas y las ortofónicas eléctricas, creadas para poner a sonar los discos americanos de Brunswick. A tal compás danzaban los jóvenes de entonces, con canciones interpretadas por Juan Pulido y Moriche, Los Castillians, y la agraciada voz de Pilar Pubillones, más conocida como Pilar Arcos quien, en compañía de Los Castillians, interpretó un tema montado en ritmo de porro titulado El Bodegón autoría de Ladislao Orozco Figueroa y dirigido para esa grabación por Louis Katzman.
En el seno de la familia Orozco Orozco, el pequeño Lalito, Teresa, los hermanos García, y los hijos de Adolfo Mejía conformaron un grupo muy familiar unido, todos ellos se criaron en la misma casa, vivieron juntos por muchos años en la calle de los Puntales y tenían muy buenas relaciones con sus demás parientes que vivían en la calle de los Siete Infantes.
Los Orozco respiraban hermandad musical por doquier, y en su tránsito por la adolescencia la joven Teresa Orozco se descubre como violinista, ejecutando piezas de fina talladura en compañía de sus primas que tocaban el piano, entre ellas María Teresa, familia de su padre.
Ella
recuerda de esa época lo siguiente: En la
casa toda la vida hubo el ambiente musical, mi mamá cantaba muy lindo, cantaba
muy bien, y siempre hubo un piano de cola que perteneció a un pariente del lado
de la familia de mi mamá, que se llamaba Alejandro Cárdenas, él era pianista,
muy buen pianista, que por cierto él era sordo y afinaba piano, ese piano quedó
allá en la casa, y allí fue donde mi hermano Lalo comenzó a “machacar” el
piano. [1]
Para Ladislao “Lalo” Orozco descubrirse como músico es una historia que comienza en la casa de Adolfo Mejía, donde vivieron todos ellos como una cooperativa de familias. Allí el piano fue el instrumento musical que hacía las veces de cama, comedor y sitio de juegos donde las pilatunas infantiles congeniaban con la musicalia.
LALO EL NIÑO DEL ALAMEI
De aquello Lalo recuerda lo siguiente: El piano que dice mi hermana, ese era el
piano que era entre otras cosas, cama, mesa de comer (…) y nosotros un día,
como no tenía pedal (el piano), un primo mío Rodolfo García, que le decían “el
tigre García”, que fue muchos años
pianista de Pacho Galán, y yo, éramos los que empezábamos hacer los
primeros pininos en piano, mientras estaba tocando uno, otro se metía abajo a
hundir el pedal del piano, ese era el berroche y allí aprendimos los dos.
Pero lo más curioso en su descubrimiento como músico le sucedió a los nueve años edad y cuya anécdota cuenta el mismo Lalo lo siguiente: Yo me extendí un poquito más que Rodolfo, porque a mí a los nueve años me ocurrió una anécdota muy bonita, porque resulta que fue allá un músico, Miguelito Fuentes, fue donde Adolfo Mejía para que le hiciera las partituras de los porros que iban a tocar en las fiestas de noviembre, para que los tocara Lacides Baena, un pianista de la época que acompañó mucho a Gastón Vega y era el pianista de las orquestas, ya yo me sabia las musiquita de esos porros; Mejía cuando le fueron haciendo la propuesta para que Baena los tocara, él (Mejía) no era de esos que se ponía de hacer papelitos para partituras (..) y dijo: yo tengo un pelao que te sirve para eso, me sentaron en el piano y me pusieron a tocar, hombre! Si es el muchacho es el que necesito para eso (expreso Miguelito Fuentes), después vino lo siguiente, llaman a mi mamá, para que me dejaran tocar en el Alamei, resulta que allí se formó el problemita, y yo de pantalones cortos que ni los pies me llegaban a los pedales, total mi mamá acepto que yo fuera a tocar en el Alamei, que quedaba en el tercer piso del Centavo Menos. Así comencé yo mi vida como músico, los primeros toques que yo hice fueron en el Alamei, para las fiestas de noviembre toqué los cuatro días de fiestas, y lo que llamaban las prórrogas, entonces por cierto cuando me fueron a pagar me dieron sesenta pesos, por todo lo que yo hice, y me dieron en billeticos de a peso. [2]
Desde ese entonces Lalo era solicitado para tocar en distintos sitos de la ciudad, y para ese entonces toco un son montuno en Emisora Fuentes, lo escucho el curro Fuentes e hicieron la grabación de la pista para colocarlo en la radio como “termino de propaganda”, y fue así como él mismo dice, que comenzó a hacer las grabaciones con Emisoras Fuentes.
En cuanto a la formación académica en el campo musical, Teresa Orozco tuvo más oportunidades que su hermano Lalo, ya que Virgilia, su madre, no quiso que Lalo estudiara música por una razón, su esposo se había ido de casa por la música, y era bien sabido que música y ron se juntaban, por lo que considero no desearle esa suerte para su hijo.
Fue así como le tocó el turno a Teresa quien comenzó a estudiar con la profesora Josefina D’Sanctis, cuando el Instituto de Música empezó a ser Escuela de Música del Gobierno, y allí estuvo estudiando música de la mano de varios profesores alemanes que llegaron a Cartagena con la profesora Elisabeth Monschau, y tuvo por compañera a Libia Mejía, una de las hijas de Adolfo Mejía.
Los referentes musicales de Teresa y Lalo, giraron en torno a la influencia familiar, su abuelo Benjamín Orozco tocaba el violín, el tío Ramón tocaba el piano, la tía Nicolasita tocaba el piano, el tío Fernando tocaba el piano, el primo Carmelo tocaba el violín. No cabe duda que en casa de los Orozco se hacía música.
Por cosas de la vida fue Teresa la que recibió la instrucción académico-musical, mientras que Lalo fue labrándose el camino como músico por sí solo, haciendo sus primeras apariciones con Miguelito Fuentes quien fue el primero que lo saco a la luz como músico. Después trabajo con José Pianeta Pitalúa, igualmente con el trombonista Navas y con los Hermanos de Ávila; Posteriormente con Pedro Laza, y tuvo la oportunidad de grabar con la Sonora del Caribe y con Daniel Santos.
CON LA SONORA DINAMITA
La carrera musical del ya maestro Ladislao “Lalo” Orozco
tuvo su mayor apogeo por los años de 1960, con el conjunto “La Sonora Dinamita”
considerada la primera embajadora de la música tropical en Colombia creada por
iniciativa de Antonio Fuentes en los 60’s y cuyos temas musicales fueron éxitos
en México.
Muchos temas interpretados por la Sonora Dinamita
lograron el éxito, tales como: Yo por ti,
La vieron llorar, Cumbia barulera, El viejo Sombrerón, Ay Chave, Maruja, A
mover la colita, Que te la pongo, entre otros.
En los inicios de la Sonora el propio Lalo Orozco en compañía de Luis Bernardo Saldarriaga reunieron varios de los once músicos procedentes de diferentes lugares del Caribe. Las primeras grabaciones de este conjunto se hicieron en Medellín, el resultado de la primera producción tuvo la aprobación de Antonio Fuentes quien siempre exigió ponerle ese sabor tropical a cada uno de los temas interpretados.
El primer grupo que conformó La Sonora Dinamita estuvo integrado por Lalo Orozco en el piano, Clodomiro Montes en la batería, Saúl Torres y Ángel Mattos en las trompetas, Pedro Laza en el bajo, Guillermo Martínez en la guitarra, Gil Cantillo en el tres, Poli y el “Mono” Martínez en los coros, las primeras voces con Lucho Argaín y El Chamaco, y Enrique Bonfante en las congas.[3]
El maestro Lalo Orozco junto a Crescencio Camacho integraron “La Sonora Caliente” de Chico Cervantes interpretando allí mucha música del patio y del Caribe, especialmente guarachas. Pocos saben que el escritor Germán Espinosa tuvo vínculos cercanos con el pianista Lalo Orozco, iniciador de la Sonora Dinamita, y que de esa cercana amistad el escritor compusiera una cumbia titulada Son de tambores, interpretada por Amparito en el Festival de la OTI realizado en Acapulco (México) en 1976, ocupando el tercer lugar.[4]
Posteriormente el maestro Lalo creó su propia orquesta “Lalo y su combo” en donde grabo varios Long play, entre tantos grabados con “Los Sabrosos”.
Lalo Orozco y su combo interpretan también el tema Aura en ritmo de cumbia, el cual también
fue grabado en disco de larga duración. Finalmente hizo solos de piano
interpretando a Buitrago y a José Barros grabados por el sello Fuentes.
Hoy día hacen parte de su destacada discografía el álbum “Lalo Orozco y sus sesenta años” patrocinado por la Universidad de Cartagena a la cual se mantiene vinculado.
En la actualidad se desempeña como Director de Música
en la División de Bienestar Universitario de la Universidad de Cartagena, desde
allí ha organizado varios grupos músico-vocales
como él los llama, lo que se conoce como tunas, algunas de ellas dirigidas por
el maestro Orozco: la del colegio Biffi, la de la Universidad de Cartagena y,
la de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Actualmente la tradición musical de la familia Orozco la integran, por parte de Teresa, su hijo José Herazo Orozco quien toca la flauta transversa, y sus nietas Claudia Gómez Herazo y Daniela Gómez Herazo.
Por parte de Lalo, su hija Jazmina Orozco es pianista
e integró la agrupación “Las Sirenas del Capilla” con ocasión de la inauguración
del Hotel Capilla del Mar.
De igual forma están sus hijos varones: Javier Orozco
que es ingeniero y pianista, que trabajó con “Las perlas negras” y estuvo de
gira por España; Y su otro hijo que es economista, William Orozco, que es
cantante de la orquesta Barbacoa. Su hijo pastor, Eduardo Orozco, es voz y
guitarra, casado con una hermana de uno de los managers de las grandes ligas de
Baseball en Estados Unidos.
Para los Orozco pertenecer a una de las dinastías musicales de la ciudad de Cartagena es un asunto de tradición tal como lo afirma Lalo Orozco recordando la figura del viejo Ambrosio Franco, o de las Barreto Cárdenas, quienes tocaban violín y piano. Ambos, Teresa y Lalo concuerdan en afirmar que han llevado en la familia una tradición musical desde los tiempos de sus bisabuelos por parte de la familia Cárdenas.
Hoy en día, tanto Lalo como Teresa integran una agrupación musical llamada “Los Orozco” que tienen un repertorio musical ambiental tipo internacional, contando con la compañía de músicos y cantantes allegados a ellos como lo es Cenelia Alcázar, entre otros.
Motivados por el recuerdo, Lalo y Teresa Orozco manifiestan su amor por el arte musical, y con mucha naturalidad evocan y rememoran a sus familiares músicos, en especial el encuentro con su padre que vivió lejos por más de cincuenta años en los Estados Unidos.
Esta vivencia relatada por ambos, desde el abuelo
Benjamín Orozco hasta sus bisnietos, ponen en evidencia generación tras
generación que son una familia que heredan de forma dinástica su amor por el
arte musical y muy allegada a las estimaciones por el Caribe colombiano.
1] Entrevista realizada a Lalo y Teresa Orozco, el 28 de abril del 2009.
[2] Entrevista realizada a Lalo y Teresa Orozco, Op. Cit. 28 de abril del 2009.
[3] La Sonora Dinamita en: http://memoriatropical.blogspot.com.
[4] Montes Mathieu, Roberto. Germán Espinosa, el amigo, en: Aguaita, 17-18. diciembre 2007-junio 2008, p. 153.
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El mundo.com. jueves 22 de diciembre de
2016 Actualizado 3:16 pm.
LADISLAO OROZCO, COMPOSITOR Y CANTOR DE LA MÚSICA POPULAR COLOMBIANA, UN COLOMBIANO QUE HIZO PATRIA EN ESTADOS UNIDOS
30 de agosto de 2009
Antioquia, al igual que la Costa Atlántica, han sido departamentos que
trabajan constantemente por la música colombiana; ejemplo de ello lo dan los
antioqueños Carlos Vieco Ortiz y Tartarín Moreira, y en la Costa, Ángel María
Camacho y Cano y Ladislao Orozco, quien nos convoca en esta ocasión.
"La música es, tal vez, el
rasgo universal de todas las culturas."
Mauricio Restrepo Gil
mauriciorpog@gmail.com
Los antioqueños al son del aguardientico de mi Dios, escucharon hasta la
saciedad en las victrolas, ortofónicas y gramófonos las canciones de Orozco y
con ellas se casaron, olvidaron a su amada o encontraron de nuevo el amor.
En la ciudad de Cartagena vino al mundo Ladislao Francisco Orozco Figueroa, el
3 de septiembre de 1905 en el hogar de don Benjamín Orozco Zambrano
–violinista- y doña Concepción Figueroa, cartageneros de ley. Desde sus
primeros años el niño Orozco dio sus primeros pasos musicales al lado de su
padre, hasta convertirse en un virtuoso del violín.
Adolfo Mejía Navarro, ese
destacado compositor cartagenero, que comenzó en lo popular pero que con el
tiempo se convirtió en uno de los virtuosos de la música clásica del país, cuyas
obras se está estudiando con mucho interés en los últimos tiempos, fue amigo y
casi hermano desde la infancia de Ladislao Orozco, y lo consideraba su
complemento; con él viajó en marzo de 1930 a Nueva York, con el propósito de
hacer música. Allí conformaron un conjunto que llamaron Grupo Típico
Mejía-Orozco, con el cual hicieron grabaciones para el sello Brunswick, entre
las que se destacan: Livia, Pepe Simanca, Que bella tierra es Cartagena, Un
baile nuevo, Vaya usted al garaje.
Ladislao hizo historia con
sus pasillos, la música caliente como porros, fandangos, cumbias, danzones, fox
trot y pasodobles. Lamentablemente sus múltiples composiciones han ido cayendo
en el olvido. Orozco dominó el violín y el piano, además de que tocaba muy bien
la timba y la tumbadora, a lo que se sumaba a su voz melodiosa y excelente como
acompañante en duetos. Ya como director de agrupaciones a las que daba un toque
tropical y animoso, fue el continuador del estilo que había iniciado Camacho y
Cano años antes en Estados Unidos, y a quien se considera como el padre de la
música caliente en el país.
Los últimos años del
maestro Ladislao los vivió en Nueva York, en donde dirigía su propia orquesta
de Jazz. Alternó con el deporte, fue tenista destacado. Allí en la ciudad de
los rascacielos murió en 1985. Tal y como lo recuerda el historiador
cartagenero Enrique Muñoz Vélez, quien escribió la primera semblanza del
músico.
Doña Teresa Orozco Orozco,
hija del músico Ladislao, también ha descollado como pianista, y con ella hemos
podido recordar a Ladislao. En la tertulia El Bodegón compuso un porro con el
nombre del centro social, que le ha dado la vuelta al país.
La obra y legado de
Ladislao casi se olvidó por completo, de vez en cuando se escucha su música en
viejos discos acabados por los años.